Extracción

Inicialmente, el disolvente utilizado para la extracción era el éter. Sin embargo, es un producto caro y muy inflamable. Hoy en día, ha sido reemplazado por etanol o hexano. La elección del disolvente depende esencialmente de la temperatura de ebullición deseada y de la solubilidad del disolvente.

Primero, el solvente se pone en un tanque, llamado extractor, con plantas. Las plantas se colocan sobre placas apiladas una a una y perforadas por una multitud de agujeros que permiten la libre circulación del disolvente. Este baño dura varios días y termina con la eliminación de los pocos residuos vegetales que han resistido esta maceración. En ese momento, el disolvente se carga de olores. Si es necesario, la operación se repite dos o tres veces. La mezcla resultante se hierve para eliminar el disolvente. En efecto, se evapora a una temperatura inferior a la del aceite esencial.

La mezcla residual se llama esencia de hormigón. Finalmente, este último se lava y purifica con alcohol. Este proceso se realiza en grandes depósitos de maceración durante varios días o incluso meses. Se forma un precipitado graso que se elimina mediante una sucesión de esmaltes y filtros. Así, sólo queda una esencia pura y clara llamada absoluta. Las ventajas y desventajas de la extracción Primero, la extracción es un proceso que se lleva a cabo a una temperatura muy baja. Por lo tanto, es un método que se adapta perfectamente a plantas frágiles que una destilación convencional tendería a dañar. Esta es la razón por la cual la extracción con solventes es ampliamente utilizada para el tratamiento de rosas, violetas, azahares, jazmines, tubérculos o narcisos.

En este sentido, tiene las mismas ventajas que el enfleurage. Sin embargo, está demostrando ser un proceso mucho más rentable. Sin embargo, esta es una técnica que sigue siendo más costosa que la destilación convencional. Por otra parte, requiere una gran cantidad de disolvente y, por lo tanto, implica un alto riesgo de ignición y un aumento de la contaminación. Del mismo modo, se requiere un saber como sin igual para garantizar que no queden restos de disolvente en el aceite esencial final, lo que tendría el efecto de alterar la calidad del perfume acabado. Por último, la extracción es un método que requiere una paciencia extraordinaria, ya que toma de varias semanas a varios meses de trabajo antes de que se pueda obtener lo absoluto. Como habrán comprendido, la perfumería no es sólo un arte creativo. Se trata de un saber hacer que combina técnicas ancestrales con la química moderna. Además, implica unos costes de fabricación muy elevados, lo que sin duda justifica el elevado precio del perfume, un producto de lujo por excelencia que emana de una experiencia ancestral.

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