Las moléculas sintéticas aparecieron en el sector de la perfumería al mismo tiempo que se desarrollaba la química orgánica. Para que se haga una idea, apareció más precisamente gracias al descubrimiento de la cumarina por el químico británico Sir William Henry Pekin en 1870. En este caso, se trata de una molécula con olor a heno, fino y tabaco, que sigue siendo muy utilizada hoy en día en perfumería. Desde ese día, ya no contamos el número de olores que se han reproducido en el laboratorio.
Además, la perfumería tiene cada vez más moléculas sintéticas en sus zumos. Además, además de aportar una mayor variedad de aromas utilizables a nuestros perfumes, cabe destacar que se trata de un proceso de fabricación de bajo coste, lo que lo convierte en un método de fabricación muy ventajoso. Además, ahora estimamos que sólo el 5% de las composiciones de perfume contienen en promedio ingredientes naturales. Sin embargo, durante mucho tiempo, las moléculas sintéticas han sido seleccionadas por asociaciones de protección del medio ambiente como Greenpeace.
De hecho, durante muchos años, se trataba de productos nocivos para la salud. Afortunadamente, las moléculas sintéticas están ahora muy controladas por la normativa europea y muchos productos han sido retirados del mercado y de los laboratorios. El campo de posibilidades ampliado por las moléculas sintéticas Si las moléculas sintéticas son tan utilizadas hoy en día, es simplemente porque hay notas olfativas que son imposibles de obtener naturalmente. Además, algunas flores como el lirio de los valles, la lila, el jazmín, la peonía, el jacinto o la magnolia ya no extraen ningún olor cuando se intenta destilarlas. Sin embargo, las fragancias florales no son las únicas afectadas. Además, las moléculas sintéticas se encuentran en múltiples familias.
La familia verde da más brillo a las fragancias y reúne los olores de la hierba cortada o del follaje primaveral. La familia gourmet reproduce sintéticamente el olor a vainilla, praliné, regaliz, algodón dulce o fino. La familia marina, por su parte, reproduce con frescura el olor a agua pulverizada. La familia almizclada da más redondez y una sensación de limpieza a las esencias que la contienen. Por último, cabe señalar que una de las categorías más afectadas por el uso de moléculas sintéticas sigue siendo la familia afrutada. Además, sólo la grosella negra y el osmanto pueden utilizarse de forma natural. Hoy en día, las moléculas sintéticas están muy controladas y están lejos de ser enemigas de la perfumería. Por el contrario, han abierto considerablemente las posibilidades ofrecidas a los creadores, dando así rienda suelta a su creatividad para nuestro mayor placer.
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