La cosecha de avellanas
La avellana es el fruto del avellano común. También se llama avelina y también se refiere por metonimia a la semilla contenida en este fruto y que es comestible. La avellana es una cáscara con un pericarpio leñoso y una sola semilla que ocupa toda su cavidad. Esta parte es la parte que comemos. Es un fruto de gallo de forma más o menos ovoide que puede alcanzar 3 cm de largo y unos 2 cm de diámetro. Hasta la madurez, la avellana está protegida por una envoltura dividida en lóbulos irregulares en su punta. Dependiendo de la especie, parece más o menos envolvente y, con o sin pelos grandes, robustos, secos y a veces picantes. Generalmente, las avellanas crecen en racimos de dos o tres frutos. Cuando estos últimos están maduros, el sobre se seca y se abre al final. Así es como la avellana queda expuesta a la luz del día y adquiere su color marrón. Del mismo modo, es en este momento cuando la semilla de avellana se concentra en azúcar, aceite y minerales. Esta maduración tiene lugar en otoño y la avellana se cosecha desde finales de agosto hasta septiembre. Una vez cosechada, es necesario retirar la cáscara de la avellana para evitar que se forme. Hoy en día, Turquía es el mayor productor y exportador del mundo. Las avellanas se cultivan en las orillas del Mar Negro, en el noreste del país. Sin embargo, Italia es el segundo productor mundial, muy por delante de Francia, que ocupa el noveno lugar.
Los distintos usos de las avellanas, incluida la perfumería
La avellana se utiliza de muchas maneras. Su almendra se consume como fruta seca y también se puede triturar en polvo o en chips para pastelería o confitería. Del mismo modo, al prensarlo, produce un aceite comestible que está sujeto a la ranciedad. Si la avellana es muy apreciada en términos de sabor, además de por su sabor, también es porque es rica en omega 9, magnesio, hierro, fibra, cobre, fósforo y vitaminas E y B. Así, combate el envejecimiento celular, el colesterol malo, el cáncer de colon, el reumatismo, la anemia, el estrés y la fatiga. En perfumería, sin embargo, la avellana es reconstituida completamente por el perfumista. Su aceite, sin embargo, se utiliza en cosmética.
La avellana aporta una nota verde, ligeramente leñosa, dulce y gourmet a los sabores que la contienen. Los perfumistas lo aprecian especialmente por su sabor a tostado y praliné. Así, se exhibe con orgullo en el último zumo de Thierry Mugler, Angel Muse.
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